lunes, 16 de mayo de 2022

No puedo, no quiero.

Me equivoqué. No puedo ser tu amiga. No después de cómo me trataste.

En teoría era lo mejor que te había pasado nunca, pero me dejaste tirada cuando más te necesitaba.

Cuando te necesitaba... Yo, que nunca necesité nada de ti.

Me lanzaste a un mundo que no era mío, al que yo no tenía por qué entrar, al que yo no quería entrar, y me convertiste en dependiente. Mendigué atención. Mendigué cariño. Mendigué besos e incluso sexo.

Yo, que nunca he necesitado nada de eso (no que no lo haya tenido) en casi diez años.

Me hiciste separarme de mí para intentar, sin éxito, no separarme de ti.

¿Cómo he podido sentirme tan lejos estando tan cerca?, ¿tan sola estando tan acompañada?

Me traicionaste. No una, ni dos, ni tres veces. Todos los días desde que te diste cuenta de que sentías algo, hasta el momento en que "me lo confesaste". Y después de ello, cada momento a solas cuando "no habíamos pactado aun nada".

Me rompiste el corazón. Lo volví a pegar con celo y no sirve: lo volviste a romper de nuevo. Yo me dediqué a guardar los trocitos para evitar perderlos y así tenerlos todos el día que encontrase un pegamento mejor.

Me arrastraste a un mundo que no era mío y no pude seguirte porque a quien llevaste contigo no era a mí. Yo estaba escondida, esperando a que pasase todo.

Y pasó, y ya no estás. Y algo dentro de mí me dice que tienes que volver. Pero no tienes que volver, eso sería perdonarte. Y no puedo hacerme eso, no puedo quitar valor a tus desprecios, a tus reproches, a tus malas caras y a tu despecho. No puedo hacerme eso.

Lo siento, no puedo ser tu amiga. Pensaba que ya lo éramos, pero una amiga no abandona cuando se le necesita. Una amiga no deja tirada. Una amiga no deja las decisiones duras a su amiga, pudiendo tomarlas entre las dos.

No puedo ser tu amiga.

No quiero ser tu amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario