miércoles, 16 de diciembre de 2015

No es un día normal

Salimos de clase y cogemos el metro.
Me quito el abrigo y la palestina. No conozco línea en la que pase mas calor que la línea 6. Además, siempre va lleno.
El que me conoce sabe que me gusta sentarme en el suelo, haya la gente que haya. Hoy no me siento en el suelo, pero me pongo de cuclillas. Angy no, ella sigue de pie.
Vamos hablando de las Tarjetas de Navidad que tenemos que hacer para la escuela. En un momento de la conversación, mi mente se centra en la que están teniendo dos chicos, de unos 18 años, sentados enfrente de nosotras.
No sé de lo que hablan, porque estoy mirando a Angy y atendiendo a lo que me dice.
Bueno, intentándolo: llega un momento en el que no lo consigo. Noto cuatro ojos clavados en mí (sigo de cuclillas), y escucho la conversación que tienen cada vez mas alto, perdiéndome la nuestra sobre Christmas navideños.
Sigo mirando a Angy, dejando que hable. "Ya le preguntaré luego, espero que no se enfade" pienso, ya que no me entero de nada. Me centro en escuchar a los dos chicos, que siguen mirándonos:

"-¿Tú que crees? ¿Sí o no?
-No sé, tío.
-¡Que sí! Te apuesto lo que quieras a que sí. ¡Ya verás!
-¿Y cómo lo vas a averiguar?
-Yo que sé tío, pero si algún día lo descubro, me debes 5 pavos."

Yo intento seguir a lo mío, a la conversación que "tengo" con Angy. Pero nada, ya estoy muy perdida, y no quiero dejar que hable más tiempo sola.
-Espera un momento, espera.
Le corto, y pregunto a los dos chicos, desde el suelo:

-Perdonad, ¿tenéis alguna pregunta? ¿Algo que queráis saber? Porque os puedo ayudar si queréis.

Se miran, un poco perplejos, y me contesta el de la izquierda:

-No, no, nada. Sólo estamos haciendo apuestas tontas.
-¿Seguro? Podéis preguntarme lo que queráis, de verdad.

Se miran los dos, como preguntándose entre ellos si hacer o no la pregunta, pero ninguno se atreve.

-Sí. Bueno, no, nada. No pasa nada.

Dan por zanjada la conversación, aunque no hablan entre ellos. Angy me mira extrañada (extrañadísima), y yo sigo con el runrún.

-¿Queríais saber si somos pareja? ¿Era esa la pregunta?

Vuelven a mirarse, sonriendo nerviosos, y quizá aun más asombrados:

-Sí. Era esa.
-Ah, pues sí. Somos pareja. ¿Tenéis alguna pregunta más?

No hay más preguntas, y Angy y yo retomamos nuestra conversación, aunque ninguna de las dos recuerda ya sobre qué era.

Sienta bien eso de actuar como muchas veces piensas que deberías haber actuado.

Pd: No tengo nada en contra de esos dos chicos. Luego nos dimos cuenta de que, efectivamente, iban apostando sobre todo lo que pasaba.